Tiempo de conquista
Por: Pastor Danny Serrano

Éxodo 17:8-13 (NTV).

Este es un mensaje para los que están en una batalla. Quizá hoy estás enfrentando una prueba difícil, un tiempo de mucha presión, o una situación que incluso está poniendo en duda tu fe en Dios. Debes recordar: todos pasamos por temporadas así. No son fáciles, porque en ellas no solo se prueba nuestra fe, sino también si estamos dispuestos a alabarle en las buenas y en las malas. Incluso, se prueba nuestro carácter. Es un tiempo de desafío, ¡es una prueba!

Veamos el contexto bíblico: Después de 400 años de esclavitud, Israel salió de Egipto rumbo a la Tierra Prometida. No tenían experiencia en la guerra, pero pronto enfrentaron su primera batalla contra Amalec. Los amalecitas, quienes eran crueles, sanguinarios, expertos en la guerra. Atacaban a las caravanas, especialmente a los más débiles y rezagados.

Deuteronomio 25:17-18 (NTV). Así atacó Amalec a Israel: por sorpresa, por la retaguardia, aprovechándose de su cansancio.

Todos enfrentamos a un «Amalec»: noticias inesperadas, reportes médicos negativos, problemas que llegan sin aviso, un despido, una relación que termina…

Pero, la buena noticia es que, a pesar de todo, Israel derrotó a Amalec con la ayuda de Dios.

Tres lecciones clave para la victoria, que aprendemos de Moisés:

1. Sube a la montaña. Éxodo 17:10. Cuando subes a la montaña, tu perspectiva cambia y te das cuenta que Amalec no es un castigo, sino una oportunidad de preparación. Sin batallas no hay victorias.

2. Sube los brazos. Éxodo 17:11. Moisés subió a la montaña a orar. La oración trae poder, pero cuando dejamos de orar, estamos en peligro. Por eso no bajes los brazos, no te rindas. Sé parte de una generación que ora.

Colosenses 4:2 (PDT). La oración no reemplaza la acción, pero te prepara para la batalla. Ora como si todo dependiera de Dios y actúa como si todo dependiera de ti.

3. No vaya s solo. Éxodo 17:12. Si queres llegar a la Tierra Prometida y conquistar gigantes, no puedes ir solo. Moisés no peleó solo: tenía a Aarón y Hur a su lado, y Josué en el campo. En la batalla todos eran importantes. Si uno caía, todos caían. Si uno fallaba, todos perdían.

No camines solo. Dios te puso en una tribu, en una comunidad de fe que te sostiene.

Es el tiempo de conquista y debemos estar preparados para pelear las batallas que enfrentamos día a día.

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