Contraste: Abraham y Lot
La Biblia nos muestra, en Génesis 13:10-12, un contraste profundo entre dos hombres: Abraham y Lot.
Lot alzó sus ojos, vio la llanura del Jordán —verde, fértil, atractiva— y decidió habitar allí. Guiado por lo que veía y sentía, extendió sus tiendas hasta Sodoma, sin imaginar que esa decisión lo llevaría a la ruina.
En cambio, Abraham permaneció en Canaán. No era la tierra más fácil: montañosa, rocosa, sin abundante agua; le tocó cavar pozos para sobrevivir. Sin embargo, no peleó, no reclamó su derecho como tío ni guardó rencor. Abraham confió en Dios.
¡Qué contraste tan grande!
Lot siguió sus emociones y terminó perdiéndolo todo: su esposa, su fortuna y hasta su dignidad. Abraham, en cambio, se dejó guiar por Dios y recibió bendición.
Romanos 8:14 nos recuerda: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.”
La pregunta es: ¿qué me guía a mí? ¿Mis emociones, mi razonamiento, mis deseos… o el Espíritu Santo?
En Génesis 14 vemos a Lot prisionero de guerra por estar viviendo en el lugar equivocado. Y aun después de ser rescatado por Abraham, ¡volvió a Sodoma!
La Palabra dice en Proverbios 14:12: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.”
¿Cuántas veces Dios nos ha mostrado que algo no está bien y aun así insistimos en quedarnos en el mismo camino?
Abraham, por su parte, no abandonó a su sobrino. Lo rescató, lo defendió y lo ayudó sin cobrarle nada, sin reproches, solo con amor. Por esa actitud, Dios lo bendijo y Abraham respondió reconociendo a Dios con sus diezmos (Génesis 14:18-20).
Líderes, aquí hay una lección: no estamos llamados a condenar ni a señalar, sino a amar, a restaurar y a guiar con el corazón de Cristo.
En Génesis 15:5, Dios lleva a Abraham fuera y le dice: “Mira los cielos, cuenta las estrellas, si las puedes contar… así será tu descendencia.”
Las estrellas eran una señal de que la promesa se cumpliría. Abraham lo creyó y le fue contado por justicia. La pregunta es: ¿crees tú lo que Dios te ha prometido?
Daniel 12:3 añade:
“Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.”
Las estrellas hoy representan a los hijos de Dios que iluminan este mundo con la luz de Cristo.
¿Estás brillando para Dios o te has convertido en un agujero negro que absorbe todo sin reflejar nada?
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