Cuando lo entendí
Por: Pastor Mauricio Naranjo
26/02/2023
Nehemías fue un hombre apasionado por Dios y su pueblo. Por eso, cuando llega información de cómo estaba Jerusalén, fue movido su corazón y se acercó a Dios con dolor, lágrimas y ayuno. Oró a Dios pidiendo perdón por la corrupción y desobediencia a su Palabra. Recordó el pacto que Dios hizo con el pueblo de Israel, que al haber arrepentimiento, los traería de vuelta a su tierra.
El pecado nos dispersa. Solo pensemos por un momento cuán lejos podemos encontrarnos de la Palabra de Dios y sus promesas. Eso es estar dispersos, es decir, lejos de su plan.
Nehemías va a Jerusalén luego de haber pedido al rey se lo autorice. Entonces, empieza a ver la mano de Dios y su gracia. Y esto sucede cuando nos conectamos con Dios y hacemos lo que nos ha mandado a hacer. Nehemías sabía que fue Dios quien le movió e inclinó su corazón hacia su pueblo, y por eso, el rey le permitiría ir.
Nehemías 2:14 (NTV). La puerta de la fuente representa la presencia del Espíritu Santo y el estanque del rey, su Palabra. Es decir, no había lugar para Dios en Jerusalén. El pueblo que ahí se encontraba, estaba totalmente expuesto a cualquier ataque, su ánimo desolado, en vergüenza y mal.
Nehemías 2:17 (NTV). Ellos estaban concientes de la condición del muro, pero nadie hacía nada. El temor y la intimidación nos limitan y paralizan. ¿Estamos consciente de la condición de nuestros muros?
Nehemías 2:18. Es momento de levantarnos y reedificar los muros.
Nehemías 2:19-20. Tres hombres se levantaron en oposición y en burla a la reconstrucción. Cuando experimentamos oposición, sabemos que estamos haciendo algo bueno. Satanás tratará de impedir que logremos los objetivos que Dios nos ha puesto delante. Por eso necesitamos tener el entendimiento de nuestro llamado y cuál es nuestro estado.
Nehemías 4:15. Cuando entendieron su llamado, empezaron a reconstruir la ciudad, empezando por los muros. Dejaron todo para hacerlo juntos.
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