Fidelidad y lealtad
Por: Pastor Mauricio Naranjo

La fidelidad y la lealtad son términos profundos, poderosos y difíciles de encontrar en el mundo actual. Pero forman parte del carácter de Cristo, y cuando desarrollamos una relación sólida con Dios, con Su Palabra y con Su Espíritu, estas cualidades comienzan a manifestarse en nuestra vida.

Tito 1:1-2 (NTV). 2 Timoteo 2:13. Dios es absolutamente fiel; en Él no hay engaño. Incluso cuando nosotros fallamos, Él permanece fiel:

Fidelidad significa fe, consistencia, sinceridad (del latín sine cera —sin cera, sin falsedad).

Lealtad significa apoyar, sostener, nutrir, ser confiable y constante.

¿Fieles y leales a quién?

A la Palabra de Dios. Juan 5:24: «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna…»

Juan 14:23-24: «Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará… El que no me ama, no guarda mis palabras…»

Al Espíritu Santo. Juan 14:26: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas…»

El Espíritu Santo está con nosotros siempre, guiándonos a toda verdad. Necesitamos tener una relación con Él. Es el que da vida, gozo y paz, incluso en medio de las pruebas.

Isaías 41:15-16. Trillar implica perseverancia, firmeza y constancia en la fe.

A tus pastores y líderes.  ¿Cómo podemos decir que somos fieles a Dios, a quien no vemos, si no lo somos con aquellos que Él ha puesto como autoridad en nuestra vida?

2 Reyes 4:1-7 (NTV). El aceite es figura del Espíritu Santo. La fidelidad y obediencia a las instrucciones de Dios, dadas a través de sus siervos, trae provisión y milagros.

2 Crónicas 20:20 (NTV): «Crean en el Señor su Dios y podrán permanecer firmes. Créanles a sus profetas y tendrán éxito.»

Hoy es el tiempo de responder a Dios. 2 Corintios 6:1-2 (NTV): «Como colaboradores de Dios, les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia. Pues Dios dice: «En el momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé». Efectivamente, el “momento preciso” es ahora. Hoy es el día de salvación.»

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