Fuertes en el Señor
Por: Pastora Chari Borja

Efesios 6:10. «Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.» Hemos pasado por muchos desafíos que intentaron agotarnos de una u otra manera. Pero Dios necesita que estemos fuertes para Él y en Él.

Esta es una instrucción continua en la Biblia: ¡Sé fuerte, sé valiente, no temas, no desmayes!
Cuando el Señor lo dice, Su Palabra no vuelve vacía, sino que es prosperada en aquello para lo cual Él la envía. La Palabra de Dios cambia las cosas. Cuando Dios nos dice «sé fuerte», hay una impartición directa al espíritu: una fuerza, un poder, una fortaleza que viene de Él.

Salmos 27:1 (LBLA). «El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?» Somos fuertes en Él, no en ninguna otra cosa. No busques fuerza en el lugar equivocado. Por más fuerte que seas, llegará un momento de quiebre en el cual no podrás seguir en tus propias fuerzas. Es mejor vivir con la fuerza del Señor.
Porque mayor, más fuerte y poderoso es el que está en nosotros que el que está en el mundo.

Efesios 6:10 (Amp.): «En conclusión, sean fuertes en el Señor. Sean empoderados a través de su unión con Él, extraigan su fuerza de Él: esa fuerza que Su ilimitado poder provee.» Mientras más unión tengamos con Él, más fuerza tendremos. La instrucción es clara: ¡Fortalezcámonos en Él! Fortalecer significa: afirmar, hacerse fuerte, valiente, firme.

1 Samuel 30:1-6. David estaba angustiado y afligido, pero tomó una decisión: fortalecerse en el Señor su Dios. ¿Cómo lo hizo David? Recordó los hechos pasados del Señor, lo que Él había hecho por él.

Salmos 42:11. Alabar en hebreo implica postrarse, reverenciar o adorar con las manos extendidas, dar gracias. David sabía cómo hacerlo: se acercó al Señor, lo adoró y fue fortalecido.

1 Samuel 30:7-8. Una vez fortalecido, David consultó al Señor. Si no se hubiera fortalecido, habría decidido movido por sus emociones o por las circunstancias. Pero fortalecido en Dios, pudo actuar bajo Su dirección.

1 Samuel 30:18-20. ¿Y el resultado? ¡David lo recuperó todo!

Cuando estamos fortalecidos en el Señor, recuperamos todo lo que el enemigo ha tomado: en nuestra vida, nuestra familia, nuestra salud, nuestras finanzas. ¡Recuperaremos también nuestra nación y nuestras generaciones!

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