Permanece fiel
Por: Pastor David Ingman
Muchos saben que existe una profunda conexión entre las palabras “fiel” y “fe”. En la Biblia, fiel proviene directamente de fe. Ser fiel significa estar lleno de fe, o vivir de manera caracterizada por la fe. Se refiere a una persona que demuestra constantemente cualidades como la veracidad, la lealtad y el cumplimiento de sus promesas.
En un contexto espiritual, una persona fiel es aquella que cree en Dios y vive conforme a Sus enseñanzas. En la Biblia encontramos ejemplos poderosos de fidelidad. Abraham es un ejemplo sobresaliente: demostró fidelidad, obediencia y fe a lo largo de su vida. “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.” (Romanos 4:3). Abraham no solo creyó; él se mantuvo fiel a la Palabra de Dios.
Lucas 16:10-13 (NTV). Jesús nos enseñó que la fidelidad comienza en lo pequeño y se refleja en nuestro carácter. Él señala que el dinero puede ser una medida de fidelidad. Llama al dinero y a las riquezas “cosas pequeñas”, lo que nos recuerda que lo material nunca debe tener el primer lugar en nuestro corazón.
Mateo 6:21 (NVI). Aquí, “tesoro” se refiere a aquello que más valoramos. Si nuestro tesoro está en lo terrenal, le estamos siendo infieles a Dios.
Jesús utilizó parábolas para enseñarnos que nuestra lealtad debe estar en el Reino de los Cielos, no en este mundo.
Lucas 16:10 (NTV). El hombre de esta parábola dejó todo atrás por la perla de gran precio, que representa la vida eterna en el Reino de Dios. Su fidelidad se volvió absoluta hacia el verdadero tesoro: Dios.
Para ser fieles a Cristo, debemos mantener nuestros ojos puestos en la recompensa final y en el Evangelio que nos guía hacia ella: Filipenses 3:14. Hebreos 12:2 (NTV).
La fidelidad es esencial para la vida eterna. La Biblia resalta tanto la fidelidad de Dios como la fidelidad que se espera de nosotros para nuestra salvación.
Jesús es nuestro ejemplo perfecto. ¡Él caminó en fidelidad y permaneció fiel sin importar el precio! Él nos mostró el camino.
¡Permanezcan fieles! Llenen su corazón de fe y luchen por el premio eterno hasta el final. Sabiendo que el camino que han elegido es el correcto, sin importar cuántos intenten hacerlos dudar.
¡Jesús es nuestro Campeón y nuestra meta!
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