¿Qué escondes en tu tienda?
Por: Pastor David Ingman

Josué 7:1-26 (NTV). Esta es la historia de un hombre llamado Acán, un israelita que desobedeció el mandato de Dios al apropiarse del botín durante la conquista de Jericó. Esta desobediencia no fue un simple error, sino una transgresión grave que provocó la derrota de Israel en Hai y, finalmente, la destrucción de Acán y toda su familia.

¡Qué historia tan impactante! A primera vista, parecería que los israelitas simplemente calcularon mal el número de tropas necesarias para conquistar Hai. Pero el verdadero problema no fue militar, sino espiritual: la desobediencia oculta de un solo hombre. Lo que Acán escondió en su tienda, primero lo había escondido en su corazón… y eso terminó costándole todo.

La Biblia nos advierte sobre la gravedad del pecado oculto. Leamos 1 Corintios 5:6-7a (NTV): “Es terrible que se jacten sobre dicho asunto. ¿No se dan cuenta de que ese pecado es como un poco de levadura que impregna toda la masa? Desháganse de la vieja ‘levadura’ quitando a ese perverso de entre ustedes…” La Biblia se refiere al pecado como la levadura.

1 Corintios 5:10-11 (NTV). Pablo es aún más directo, aquí no está hablando de los de afuera, sino de los que están dentro de la iglesia, pero viven en rebelión abierta contra Dios.

Regresando a Acán, ¿Dónde se encontró la evidencia de su pecado? ¡En su tienda! Es decir, en su lugar de residencia, donde vivía su familia. El pecado estaba oculto en su vida diaria. Pero, ¿Por qué toda su familia tuvo que pagar por el pecado de Acán? Porque vivían un estilo de vida oculto, rodeado de mentiras y desobediencia. ¡El corazón de esa familia estaba comprometido!

Nuestro hogar (nuestra “tienda”) es el templo donde vivimos, y debe estar gobernado por principios basados en la santidad y la Palabra de Dios. No puede convertirse en un escondite para el pecado, el desorden o la inmoralidad.

1 Corintios 6:19-20 (NVI). Estos versículos nos llevan a comprender la importancia de la santidad. La santificación es el proceso continuo de ser apartados, de ser hechos santos, de ser cada día más como Jesús y agradar a Dios.

Si creemos que podemos vivir como queramos y aun así estar cerca de Dios, ¡nos estamos engañando! La vida terrenal es el campo de pruebas para la eternidad. Por eso, es tiempo de sacar cualquier tesoro oscuro y secreto que esté escondido en nuestra “tienda” y entregarlo a Dios.

¿Qué estás escondiendo? No lo ignores, porque al igual que Acán, podrías perderlo todo por vivir una vida de engaño.

Hebreos 12:14-15 (NVI): “Busquen la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Asegúrense de que nadie quede fuera de la gracia de Dios, de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos.”

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