Una sola vía
Por: Pastor David Ingman
Al viajar en automóvil, seguramente has visto señales de tránsito que dicen: “Una sola vía”. Lo que esta señal significa es muy claro: hay un solo camino. Una vez que entras, no hay vuelta atrás. No es una pregunta de opción múltiple ni una señal con alternativas. No. Es la ley.
De la misma manera ocurre con el Reino de Dios. Si decidimos entrar, primero debemos hacerlo por la entrada de Dios, no por la nuestra. Juan 14:5-6.
A lo largo de la historia, el mundo ha intentado conectarse con un poder superior —a quien conocemos como Dios el Padre— por medio de múltiples religiones y dioses: “Todas las religiones son caminos para llegar a Dios.”
Sin embargo, a la luz de la Palabra, entendemos que esa afirmación no concuerda con la verdad bíblica, pues solo hay un camino al Padre, al Dios verdadero y todopoderoso, y ese camino es Jesucristo, el hijo de Dios. Juan 10:9.
Hechos 4:12: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Los verdaderos creyentes adoramos a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. La Biblia nos enseña que el enemigo ha venido para “robar, matar y destruir”, y eso incluye nuestra preciosa fe y nuestra salvación eterna. En este mismo momento existe una guerra espiritual, cuyo objetivo es confundir los corazones y apartarnos de la verdad. La estrategia del enemigo es sembrar caos y engaño.
La historia de la Navidad no es solo un relato conmovedor sobre un bebé indefenso nacido en un pesebre; es el inicio de un legado eterno del Rey de reyes (Apocalipsis 19:16).
Pero, hoy estamos viendo una creciente persecución contra el cristianismo en todo el mundo. El principal ataque proviene del islam, que consideran herejes e impíos a cristianos y judíos por rechazar las enseñanzas de su profeta Mahoma. Existe una campaña para convertir al mundo a la fe islámica radical que se basa en la venganza, la amrgura, el odio, la violencia y el asesinato.
Jesús proviene del linaje de Abraham y David. Abraham tuvo dos hijos: Isaac, el hijo legítimo de la promesa e Ismael, el hijo ilegítimo. De este último, descienden las culturas islámicas actuales. La Escritura describe a Ismael y a su descendencia de esta manera en Génesis 16:12: “Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él; y delante de todos sus hermanos habitará.” Algunas versiones lo describen como “un asno salvaje”, lo cual simboliza obstinación e ira descontrolada. En contraste, la Biblia presenta a Jesús como el Príncipe de Paz.
Mientras que el Corán, el libro sagarado del islam, describe a Alá como un dios de guerra, la Biblia —tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento— revela a Jehová como un Dios de amor, y a Cristo como el Príncipe de Paz.
No necesitamos ser convertidos ni radicalizados. ¡Ya somos hijos del Dios Altísimo! Juan 14:6.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar