Una actitud de gratitud
Por: Pastor David Ingman
25/11/2018

Lucas 17:11-19 (NTV). Es increíble cuántos mensajes podrían salir de estos versículos, pero hoy vamos a hablar acerca de la actitud de gratitud que debería existir en el corazón de cada creyente.

1 Tesalonicenses 5:18. La Biblia nos dice que, como cristianos, sabemos muy bien que la voluntad de Dios es que seamos sanos, salvos y que prosperemos en cada área de nuestra vida, sin embargo, la Biblia también dice que debemos caminar con una actitud de agradecimiento hacia Él. Dios quiere bendecirnos, pero la gratitud es la llave que abre la puerta para mucho más en nuestra vida.

Hay dos tipos de personas en este mundo: las agradecidas y las quejumbrosas. La gente agradecida está siempre contenta por lo que tiene y es la más bendecida. ¡Son personas felices!

Por otro lado, están los quejumbrosos. En simples palabras, son los que nunca están satisfechos con lo que tienen, con las bendiciones que ya han recibido y siempre quieren algo más. Están celosos de lo que otros poseen y no son felices. Desafortunadamente, en la actualidad, hay muchas personas así entre los creyentes. Los celos y la envidia están desgarrando a la Iglesia, el pecado de “comparación” está causando conflicto constante en los corazones de muchos cristianos.

Recordemos que los caminos de Dios son caminos de generosidad, pero el egoísmo es una gran mentira. Nos ha sido dado tanto, empezando con el perdón de Dios y nuestra salvación, que lo único que podemos estar, es eternamente agradecidos con Él. Lamentablemente, algunos piensan que las bendiciones pasadas no cuentan, pues su mente está constantemente enfocada en lo que Dios no ha hecho por ellos todavía. Ese es un corazón egoísta.

Juan 5:1-14. Cuando somos agradecidos, queremos agradar a Dios y hacer su voluntad. Queremos evitar el pecado a todo costo. En la historia del hombre inválido en el estanque de Betesda, podemos ver que la sanidad de este hombre es una verdadera demostración del amor y la compasión de Dios por la humanidad, pero también podemos notar lo que Jesús le dice al hombre después de sanarlo: “… Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.” Un corazón agradecido es un corazón arrepentido. Si estamos verdaderamente agradecidos con Dios y realmente le amamos, entonces no continuaremos pecando voluntariamente, sino que llevaremos una vida de arrepentimiento.

Esta actitud de gratitud debe tocar cada área de nuestra vida. Debemos mostrar gratitud primero a Dios, pero también a otras personas: nuestra familia, cónyuges, empleadores, etc.

Debemos parar de quejarnos y comenzar a apreciar todo lo que tenemos en esta vida. Dios no va a bendecir a los quejumbrosos. Es tiempo de que nuestra actitud refleje a gente llena de gratitud, para que el mundo vea al Dios generoso y amoroso a quien servimos.

 

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