Sustitutos
Por: Pastor Marcos Witt (predicador invitado)
28/10/2018

En el mundo podemos encontrar productos de marcas reconocidas y costosas a precios bajos, lo que nos hace sospechar que no son productos originales, sino sustitutos. También podemos encontrar otros muchos sustitutos: para la leche, la crema, de carne, azúcar, etc. Pero para nuestra vida de fe no podemos aceptar sustitutos, porque hay uno solo quien es el camino, la verdad y la vida: Jesús.

¿Y cómo podemos saber qué es verdadero y no un sustituto? Una manera es que supere la prueba del tiempo; cuando algo es real dura para siempre. Y, como sabemos, el mensaje de Jesús ha superado el tiempo, pues, por siglos y siglos, Él sigue siendo el estándar.

Salmos 34:8. La otra manera es ver los resultados del mensaje en nuestras vidas. Todos nosotros somos prueba del cambio que Jesús ha hecho en cada uno. Antes de conocerle a Él muchos vivían en depresión, ahora viven con gozo; antes vivíamos esclavizados al pecado, pero ahora vivimos en victoria; antes nuestras vidas eran un desastre, pero llegó el Señor y cambió nuestras familias, cambió nuestros matrimonios, cambió nuestras finanzas, nuestro futuro.

Éxodo 33:2-3. La Biblia nos cuenta la salida de los israelitas de Egipto para ir a la Tierra Prometida. Pero en el camino muchos empezaron a disgustarse y otros a murmurar, a tal grado que Dios mismo se enfada con ellos y decide enviar un ángel para que les guiara en lugar de Él mismo, como lo había hecho hasta ese momento.

Éxodo 33:15. Moisés no aceptó esto, por lo que puso un lugar fuera del campamento (el Tabernáculo de Reunión) para buscar del Señor todos los días, con esfuerzo y disciplina. Moisés sabía que el Señor no estaba agradado con la actitud del pueblo, pero lo buscaba de todas maneras para interceder a favor del ellos. Moisés no aceptaba el sustituto que Dios le estaba ofreciendo. Seguramente el ángel era un gran ángel que sabía lo hacía, pero Moisés no quería sustitutos porque sabía que necesitaba al Señor mismo.

Todos nosotros deberíamos tener nuestra “tienda de reunión” para buscar a Dios todos los días. Puede ser una habitación como puede ser un armario en casa que lo convirtamos en nuestro lugar personal de oración e intercesión a favor de nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra ciudad, nuestro país. Esto nos enseñará que no podemos hacerlo con un sustituto, sino solo con la presencia misma del Señor.

Juan 10:10. Dios quiere darnos una vida abundante y nadie más puede hacerlo. La religión es no nos puede salvar, una ideología, las amistades, el gobierno no nos pueden salvar, el dinero no nos va salvar, una iglesia no puede salvarnos, pues solo Cristo lo puede hacer. Necesitamos de Él, no aceptemos sustitutos.

 

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