Una esperanza viva
Por: Pastor David Ingman
30/12/2018

Dentro de la Iglesia, podemos ver que un enemigo real ha estado trabajando en contra de la vida de muchos creyentes, este enemigo es la desesperanza. El Diccionario Webster define desesperanza como: “no tener expectativa de éxito o de algo bueno; sentimiento de desesperación, estar sin esperanza y soledad. Sentirse incapaz de redimirse de errores, de mejorar o progresar.” Es decir que es la ausencia de esperanza en la vida.

Proverbios 23:18 (NVI). Mientras emprendemos el viaje en el 2019, debemos tener dirección para este nuevo año, y lo que el Señor ha puesto en nuestros corazones para todos en Comunidad de Fe es la palabra “Esperanza”. Pero no solo esperanza, sino una Esperanza que produce vida abundante en nuestro interior.

Romanos 4:18-21 (NVI). Cuando Dios nos da una promesa, esta promesa producirá esperanza dentro de nosotros. Abraham se mantuvo en esperanza aun cuando todas las circunstancias le decían que se diera por vencido y no esperara. Pero cuando vamos detrás de nuestras propias promesas, estas solamente nos traerán desesperación e insatisfacción.

Muchos pueden argumentar que la Palabra dice que Dios nos quiere dar los deseos de nuestro corazón, y eso es verdadero y bíblico, pero esta promesa solamente se aplica cuando nuestros deseos están alineados con la Palabra de Dios.

Hebreos 6:19. La esperanza estabiliza nuestra vida en medio de cualquier tormenta. Cuando nuestra fe se debilita, esta esperanza viva nos levanta y nos da estabilidad mientras caminamos a través de las pruebas.

Hay algunas circunstancias en las cuales nuestra esperanza no funcionará:

– Cuando estamos esperando por algo que está fuera de la voluntad de Dios.
– Cuando esperamos algo que será malo para otros.
– Cuando la esperanza está alimentada por el orgullo y la amargura.
– Cuando la esperanza está motivada por la codicia o la ambición egoísta.

Jeremías 29:11 (NTV). Debemos asegurarnos que esas cosas que esperamos vengan de las expectativas dadas por Dios. Él quiere que tengamos esperanza en sus promesas.

1 Pedro 1:3 (NVI). Debemos tener una esperanza viva, es decir que produce vida dentro de nosotros. Mientras nos proyectamos hacia este nuevo año, debemos preguntarnos qué es exactamente lo que esperamos y si nuestra esperanza y expectativas se alinean con lo que Dios tiene y espera para nosotros.

 

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