Asignación divina
Por: Pastor David Ingman
27/11/2022

Todos tenemos una “asignación divina” sobre mi vida. ¿Qué quiere decir esto? Que incluso antes de conocer a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, Dios ya nos llamó a hacer algo que solo nosotros, cada uno, puede hacer.

Gálatas 1:15-16 (NVI). La mayoría de cristianos no entienden lo que el apóstol Pablo estaba diciendo en este versículo, ni cómo aplicó este concepto a todos los creyentes y sus vidas.

Encontramos cuatro conceptos importantes aquí:

1. Dios nos ha separado a cada uno de nosotros, los creyentes, de otros. Hemos sido escogidos.
2. Dios nos ha llamado a cada uno, para lograr algo en esta vida.
3. Dios nos ha dado una habilidad, a través de su gracia, para cumplir con nuestra asignación divina en esta vida, para Su Reino.
4. Dios nos ha puesto aquí en la tierra para ser TESTIGOS.

Jeremías 1:4-5 (NTV). En Gálatas vemos el cumplimiento de esta profecía. La Palabra nos dice que Dios nos conocía, a cada uno, incluso antes de nacer. Además, Él nos dio una asignación para testificar (profetas) a las naciones alrededor del mundo, con el fin de que estas sean salvas.

Un testigo es alguien que ha tenido una experiencia con otro persona o evento en sus vidas, y este puede dar fe y evidencia que esta persona o evento, es legítimo o no.

Todos hemos sido llamados a ser testigos de la bondad de Dios y puestos aquí, en la tierra, para hacerlo. Podríamos tratar de alejarnos de Dios y sus propósitos, pero no desaparecía esa asignación divina para nuestras vidas, Él no nos dejará porque no hay nadie que pueda hacer exactamente lo que nos ha llamdo a hacer y de la forma que cada uno puede hacerlo.

Mateo 5:14. Debemos permitir que la luz del Evangelio brille a tarvés de nosotros y mostrarle a la gente cómo la bondad de Dios cambió nuestras vidas. Somos testigos de eso, y esa verdad hay que compartirla.

1 Pedro 3:15-16 (NTV). Esta es nuestra influencia en le mundo.

Muchos cristianos dicen que no saben predicar, que no pueden hacerlo o que no es su don. Pero esta es la verdad: nuestro mayor sermón es el testimonio de vida en Cristo y todo lo que él ha hecho desde que lo conocimos.

2 Corintios 3:2 (NVI). Aquí empieza y termina nuestra asignación divina, siendo testigos de Cristo.

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