Deja de luchar
Por: Pastor Rolando Rodríguez
29/08/2021

2 crónicas 20:15. Josafat enfrentó un ejército de cientos de miles de soldados que venían en contra suya, pero Dios peleó por él.

A veces, nos encontramos exhaustos, cansados y frustrados, enfrentando situaciones como si dependiera de nosotros solos salir adelante. Pero no tenemos que luchar solos, porque, así como con Josafat, Dios quiere ayudarnos. Debemos dejar que Dios pelee nuestras batallas.

¿Por qué entonces Dios no nos ayuda? Veamos seis puntos que lo impiden:

1. Dios ayuda a los humildes y resiste a los orgullosos. Santiago 4:6 (NTV). Tal vez nuestro orgullo se nos está oponiendo y por eso nada funciona. A veces, no pedimos ayuda a Dios y tratamos, en nuestras fuerzas, cambiar lo incambiable. Es tiempo de humillarse ante Dios y pedir su ayuda.

2. Nos apoyamos en experiencias personales. Salmos 147:5 (NTV). Dios ha existido por la eternidad; nosotros, en cambio, hemos vivido por un tiempo cortísimo. Él conoce qué es lo mejor para nosotros; sus deseos son para nuestro bien, y su tiempo y manera son mejores que los nuestros.

3. Queremos que se haga a nuestra manera. Lucas 22:42b. Tal vez, estamos luchando contra Dios, en lugar de buscar que se haga su voluntad. Dejemos a Dios obrar, su voluntad es infinitamente mejor que la nuestra y lo que Él hace es perfecto y agradable.

4. No soltamos. Éxodo 14:14. Esto quiere decir que no confiamos en lo que Dios puede hacer, o sea, no tenemos fe. Dios no necesita nuestra ayuda, pero sí quiere nuestra fe y obediencia. Una señal de tener fe, es que descansamos; estamos tranquilos, porque soltamos todo en las manos de Dios.

5. Somos impacientes. Hebreos 6:12. La paciencia es la clave para ver milagros. Pero queremos todo YA, ahora mismo. A veces Dios dice “ahora”, a veces dice “espera”, pero siempre obra en secreto; no podemos apurarlo. Tampoco se trata de cruzarse de brazos mientras esperamos, sino de seguir obedeciendo la Palabra.

6. Tenemos más necesidad de personas que de Dios. Marcos 12:30. A veces, ponemos nuestra confianza en la gente, sin embargo, la gente nos va a fallar, al igual que fallamos nosotros; pero Dios nunca nos fallará si confiamos en Él. No le pongamos límites a Dios.

1 Corintios 15:57. Dejemos que Dios sea quien pelee por nosotros, que sea Él quien haga el trabajo pesado. Suya es la batalla, nuestra es la victoria. ¿Qué significa eso? Que los beneficios son para nosotros.

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