Donde el Cielo y la Tierra se unen
Por: Pastor Martín Holguín
Hay momentos donde nos sentimos cerca de Dios gracias a la unción que Él ha puesto sobre nuestras vidas que llegamos a experimentar momentos donde parece que el velo que divide el cielo y la tierra son muy finos.
Génesis 28:10-18 describe un sueño significativo que tuvo Jacob. Mientras viajaba y se alojaba en un lugar, Jacob soñó con una escalera que conectaba el cielo con la tierra, con ángeles ascendiendo y descendiendo por ella. Este acto de ungir la piedra simboliza la dedicación del lugar y la conexión divina entre lo celestial y lo terrenal.
Éxodo 40:9 presenta instrucciones para Moisés sobre cómo ungir el tabernáculo y sus utensilios con aceite. Esta unción santificó el tabernáculo, estableciéndolo como un lugar sagrado.
Los reyes, sacerdotes y en ocaciones los profetas eran los únicos que eran ungidos en la antigüedad por que eran mediadores entre Dios y los hombres. Pero todos ellos fallaron, y se abrió paso a la esperanza de Cristo.
¿Qué quiere decir Cristo? ¿Es un título? Quiere decir EL UNGIDO… en hebreo significa el Mesías, el nuevo humano, el verdadero sumo sacerdote, el rey del universo, la vida de Dios venida del cielo a nuestro mundo en una nueva y sorprendente manera.
En Efesios 1:9-10, se revela el propósito de Dios en Cristo. El plan de Dios es reunir todas las cosas bajo la autoridad de Cristo, tanto en el cielo como en la tierra.
Somos parte de ese plan, su unción se derrama en nosotros para que el mundo pueda ser lleno de la vida del cielo.
Isaías 10:27 Muestra la influencia liberadora de la unción, vemos que la unción tiene el poder de eliminar cargas y romper yugos.
La influencia de la vida y la presencia de Dios a través de una persona se llama unción
La unción es la que quita cargas y transforma corazones
La unción tiene un precio
Jesús, el Ungido, pagó un alto precio para ser el punto de unión entre el cielo y la tierra.
Al igual que las olivas deben ser aplastadas para obtener el aceite, la humanidad de Jesús fue sometida a intenso sufrimiento en Getsemaní, donde su voluntad humana cedió ante la voluntad divina. Este sacrificio permitió que el cielo se manifestara en la tierra a través de su vida y obra.
Jesús, el Ungido, pagó un gran precio para ser el puente entre el cielo y la tierra.
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