El Señor es mi pastor
Por: Pastor Martín Holguín
14/06/2020

Salmos 23.

Una de las promesas que nos hace Dios, es que en esta vida vamos a tener aflicciones, pruebas y momentos duros. Sin embargo, en medio de todo esto también nos promete que “Él estará con nosotros hasta el fin de los tiempos”.

Podemos sentirnos seguros en esa promesa. Es la promesa que un pastor les hace a sus ovejas: estar con ellas en tiempos buenos y en tiempos obscuros, guiarlas a través de los caminos peligrosos de esta vida, cuidarlas de los depredadores y de quienes buscan destruir sus vidas, proveer para ellas hasta el fin.

Ser pastor no era una de las tareas más glamorosas de esa época, de hecho, era un oficio que nadie quería. Si una familia necesitaba que alguien pastoree los rebaños, era el último hijo a quien se le encargaba la tarea. David probablemente empezó a cuidar ovejas cuando era apenas un niño, y al igual que aquellos que cumplían este trabajo, en tiempos bíblicos, prácticamente vivía con sus ovejas y veía muy poco a su familia.

Llama mucho la atención cómo el Dios del universo se compara a sí mismo con alguien que tiene una tarea tan humilde como la de pastor. Esto nos habla de alguien que está dispuesto a rebajarse a nuestro nivel para cuidarnos y alimentarnos.

El rey David, el famoso escritor del Salmo 23, supo desde muy joven que, aunque aparentemente su vida era muy solitaria, nunca estaba solo. Él no escribió este salmo en medio de una vida perfecta y sin preocupaciones, de hecho, dicen los estudiosos bíblicos que lo hizo cuando ya era rey, mientras reflexionaba sobre sus años al cuidar ovejas, sobre la fidelidad, amor y protección de Dios, pero sobretodo, de los tiempos difíciles que vivió.

Juan 10:11. En tiempos como estos, probablemente, nuestro enemigo trata de hacernos pensar que no tenemos esperanza, que no hay nadie que pueda ayudarnos y que nadie ve por nosotros. Pero David descubrió lo que cada uno de nosotros necesitamos descubrir en estos momentos: no estamos solos, sino que tenemos a alguien que nos guía, nos sana y nos protege. Todo esto es nuestro por fe, gracias a la obra perfecta de Cristo en la cruz.

Apocalipsis 7:15-17 (NTV). Cuando todo se haya dicho y todo se haya acabado, esta es la promesa del Buen Pastor que permanece hasta el fin. El cordero se convierte en el pastor, ¡que increíble imagen! En ese día, Dios mismo derrotará y destruirá toda amenaza y todo temor; la paz, el descanso y el gozo que han sido tan elusivos en esta vida, serán nuestros por la eternidad.

Por lo tanto, descansemos seguros en los brazos de nuestro Buen Pastor, nuestro Señor Jesús.

 

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