¿Has nacido de nuevo?
Por: Pastor David Ingman
07/05/2023
Para muchos, esta pregunta puede parecer muy extraña, pero, para un creyente, esta pregunta debería llevarnos a confirmar quiénes somos y cuál es nuestra naturaleza como cristianos. Así como en el mundo, un ciudadano de cualquier país tiene un documento que lo verifique, los cristianos necesitamos una prueba de quiénes somos en Cristo.
Juan 3:1-21 (NTV). En esta conversación, entre Jesús y Nicodemo, el Señor dice lo que significa ser un cristiano verdadero y legítimo, y cuáles son las pruebas de esta transformación.
Juan 3:3 (NTV). Esto significa que nuestra naturaleza pecaminosa debe transformarse en la naturaleza de Dios, que busca y ama las cosas del Reino. En la conversación de Jesús con Nicodemo, vemos dos conceptos (o requisitos para entrar en el Reino de Dios): se debe nacer de agua y luego del Espíritu. Jesús dijo que una persona debe “nacer de nuevo», en otras palabras, dejar los viejos caminos para tener un comienzo fresco.
A menudo ese es el problema principal, queremos cosas nuevas, queremos nueva esperanza, nueva vida, pero no estamos dispuestos a dejar la naturaleza antigua atrás.
Ahora, nacer de agua se refiere al nacimiento natural que sucede cuando salimos del vientre de nuestra madre, pero el renacimiento espiritual se refiere a una transformación completa en nuestro cuerpo, alma y espíritu cuando recibimos a Cristo en nuestros corazones.
2 Corintios 5:17. Aquí, Pablo explica el nuevo nacimiento de una manera muy sencilla. La evidencia de nuestro cristianismo no se basa en ser miembros de Comunidad de Fe o cualquier otra iglesia. Asistir a la iglesia los domingos o diezmar no es la prueba de una conversión a Cristo. Podemos publicar muchas cosas espirituales en redes sociales, pero esa tampoco es una prueba de haber nacido de nuevo. Hablar con un vocabulario religioso y tener una Biblia no nos hace cristianos.
Para ser un verdadero creyente y seguidor de Cristo, nuestra antigua vida debe desaparecer; necesitamos abandonar la vieja naturaleza y antiguos deseos por completo, y esto es un proceso continuo. Parece algo simple, pero a veces, puede ser muy difícil. ¿Por qué? Porque muchos creyentes lo intentan lograr por sí mismos en su propia fuerza. Pero este esfuerzo propio siempre terminará en fracaso, pues necesitamos el poder de Dios trabajando en nuestras vidas para lograr este cambio.
Entonces, la pregunta sigue siendo: ¿has nacido de nuevo?
Veamos algunas «marcas» o evidencias de ser nacidos de nuevo:
1. La confesión. 1 Juan 5:1 (NTV). ¿Podemos hablar abiertamente de nuestra conversión a Cristo entre familiares y amigos que no son creyentes?
2. El cambio. 1 Juan 2:29 (NVI). Debemos tener un verdadero deseo de practicar la justicia en nuestra vida ¿Es nuestro cambio evidente?
3. La compasión. 1 Juan 4:7 (NVI).
4. Vencer al mundo a través del conflicto. 1 Juan 5:4 (NVI). El mundo no es nuestro amigo, así que no tratemos de ser amigos del mundo.
5. Nuestra conducta. La forma en que nos comportamos debe siempre agradar a Dios. Cuando hemos “nacido de nuevo”, la iniquidad, es decir, la tendencia al pecado, debe ser expulsada de nuestras vidas para que sus manifestaciones no ocurran.
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