Invaluables

Por: Pastor Rolando Rodríguez

2 Pedro 1:3-4 (NTV). Dios nos ha dado su divino poder para llevar una vida recta, y también nos dio el privilegio de participar de su naturaleza divina. ¿Cómo? A través de sus grandes y preciosas promesas.

Para todo lo que necesitamos en la vida, Dios no ha dado sus promesas, y estas promesas son mejor que un contrato firmado y notarizado. Pero, Dios ha dado sus promesas solamente a los que creen en Él, es decir, a nosotros, y lo hecho por su gran amor.

¿Cómo me conecto con las promesas de Dios? A través de la fe. Gálatas 3:14.

Efesios 2:12. Cuando no conocíamos a Dios estábamos lejos de sus promesas, sin esperanza.

Sin embargo, Dios se manifestó en el mundo a través de su hijo Jesucristo para que podamos participar de su naturaleza, a través de sus promesas divinas. Dios ya nos ha dado todo. ¿Podemos creerlo?

Hechos 7:17(a). Las promesas tienen un tiempo de cumplimiento, no se realizan necesariamente de inmediato. Por eso, seamos pacientes, creyendo, poniendo nuestra fe solamente en Dios.

Hebreos 6:12. La fe más paciencia nos hace herederos de las promesas.

Hechos 2:39. Debemos saber que las promesas de Dios son para nosotros, sus hijos. Si tenemos necesidades hoy, busquemos las promesas para cada situación. Nos sorprenderán las maravillas que Dios tiene preparadas para los que le aman. Pero ¿Dónde las buscamos? En la Palabra de Dios.

2 Corintios 1:20. Todo lo que Dios ha prometido es un rotundo SÍ y un claro AMÉN.

Isaías 49:24-25. Aquí encontramos cuatro promesas grandes:

1. Dios rescatará al cautivo del cautivador. ¿Estamos atados o esclavizados por algo? Dios nos va a liberar.
2. Dios recuperará lo valioso que hemos perdido. Tal vez un matrimonio, una familia, la salud, un negocio. Él sabe cómo sanar, llenar y restaurar vidas.
3. Dios va a pelear por nosotros y nos defenderá. Descansemos en el Señor, Él conoce mejor que nadie cómo tratar con cualquier situación.
4. Dios salvará a nuestros hijos. Aún si ellos estuvieran alejados del Señor, Él sabe cómo alcanzarlos, sabe lo que necesitan para ser salvos. Nuestra parte es creer y orar por ellos. No nos desanimemos, Dios lo hará.

Entonces, creamos y esperemos en las invaluables promesas que Dios nos ha dado.

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