Justo en la mitad
Por: Pastor Danny Serrano
27/01/2019
Mateo 8:23-24. Mateo 14:22-29. Todos tenemos un destino a donde llegar. Todos tenemos sueños que cumplir. Cuando nos trazamos un trayecto, siempre tendremos un punto de partida y un punto de llegada. Necesitamos fe para empezar algo y esperanza para llegar al final, pero la prueba está justo en la mitad de ese trayecto, cuando en el camino sucede algo.
En estos pasajes de Mateo podemos ver tres cosas que producen las pruebas de la mitad:
1. Nos sacan de la comodidad. A veces nos conformamos con lo que tenemos y no avanzamos porque estamos cómodos con nuestra manera de vivir. Dios va a usar esa prueba para sacarnos del conformismo, porque Él quiere hacer cosas más grandes en nuestra vida. ¡Toda tempestad nos va a despertar! Dios quiere sacudirnos para llevarnos de una zona de comodidad hacia la zona de libertad, porque nuestras promesas están fuera de la zona de confort.
Todo puede ir bien en el viaje hasta que, justo en la mitad, ocurre un cambio, un reporte que nos quiere sacar del camino, una noticia que nos quiere desviar del destino, una ruptura que quiere desanimarnos, pero Dios no va a dejarnos en medio de la tempestad, sino que Él quiere usarla para llevarnos a Su voluntad. Esa tempestad nos lleva a orar, a buscarle a Dios, a adorarle como nunca.
2. Producen la mayor revelación de quién es Dios en nosotros. En el capítulo 14 los discípulos se encuentran de nuevo en medio de una tormenta, pero a diferencia de la vez anterior (capítulo 8), Jesús no estaba con ellos en la barca. Muchas veces Dios no opera como quisiéramos o esperamos.
El mar agitado, el viento soplando contra ellos y, de repente, Jesús aparece en medio de la tormenta. Ellos querían ver a Jesús en la barca, pero estaba fuera de ella. Aunque Él no esté dentro de la barca no quiere decir que no sabe dónde estamos.
Pedro, el más osado, le reta para salir de la barca. Pedro camina sobre las aguas y tiene una perspectiva diferente acerca de estar en medio de la tormenta. El viento no ha parado, las aguas no se han aquietado, pero las mejores experiencias con Jesús son en medio de la tormenta.
3. Nuestro peor desastre es transformado por Jesús en el mejor mensaje. Es un mensaje de esperanza. Nuestra vida tiene ahora una historia personal con Jesús, ¡Ahora sabemos que Jesús está en nosotros!
El Dios de los comienzos es el mismo Dios de los finales, pero también es el Dios que está justo en la mitad del trayecto.
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