Las cuatro piedras sobrantes
Por: Pastor Danny Serrano

1 Samuel 17:40 (NTV).  Todos sabemos lo que David hizo con una de las piedras, pero ¿Por qué tomo cinco piedras y solo usó una? ¿Qué pasó con las otras cuatro? Lo primero que podemos deducir es que David estaba decidido a matar al gigante, y lo segundo es que había más gigantes.

2 Samuel 21:15-22 (NTV). Cada piedra representa a un gigante que fue vencido, y, en nuestra vida, vamos a encontrar más de un gigante al que enfrentarnos. Enfrentar a estos enemigos nos ayudan a crecer, a madurar, a ser resilientes, a ser más fuertes y por eso vemos muchas historias como estas que nos dan la perspectiva correcta.

Para cada gigante, Dios siempre levanta un guerrero. David no hubiera sido lo que llegó a ser, sin un Goliat que enfrentar. Él necesitó un adversario para despertar la unción que tenía; y, muchas veces, un desafío, una prueba, es necesaria para que se despierte lo que Dios ha depositado en nosotros.

Recordemos que cuanto más grande sea el enemigo, más grande será la recompensa. Detrás de cada prueba hay una bendición. Si tenemos en cuenta esto, dejaremos la actitud de víctima y tomaremos nuestra posición en Cristo. Por eso no temamos a los gigantes.

1. El primer gigante: Isbi-Benob. Su nombre significa “morador de las alturas”, “el que produce agotamiento”. Este gigante busca agotar espiritualmente a los hijos de Dios: cansa en la oración, adoración, y en las relaciones familiares. También fomenta el orgullo y la búsqueda de reconocimiento. Dios envía ayuda cuando estamos cansados. Isaías 40:29.

2. El segundo gigante: En 1Crónicas 20:4 aparece como Sipai, que significa “umbral”, este es el gigante de las dos caras. Este gigante representa la mente dividida y la inconstancia. Es de doble ánimo, como alguien que actúa de una manera en la iglesia y de otra en casa. Santiago 1:8.

3. El tercer gigante: Lahmi y era hermano de Goliat. 1 Crónicas 20:5 (NTV). Su nombre significa “mi pan, tu pan”. Controla el temor a la falta de provisión, al fracaso y a nuevos desafíos. Este gigante intimida y provoca miedo. Salmos 34:10. Salmos 37:25.

4. El cuarto gigante: el gigante sin nombre, sin identidad. Este gigante roba lo que no le pertenece y atrapa a los que no tienen clara su identidad en Cristo. Nos desanima al enfocarnos en el hombre en lugar de en Dios. El Señor nos da identidad y debemos confesar su palabra: «Yo soy lo que la Palabra de Dios dice que soy. Yo tengo lo que la Palabra de Dios dice que tengo».

No huyas de los gigantes, porque detrás de estas batallas hay vidas que serán salvadas. ¡Es tiempo de batallar con fe!

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