Lo que da sentido a la vida
Por: Pastor Martín Holguín
16/08/2020

Para muchos, durante este tiempo de confinamiento, una de las luchas que hemos enfrentado es la monotonía; esto nos ha traído una sensación de caminar sin avanzar, de esfuerzo sin ver cambios a nuestro alrededor, de impotencia por el encierro y la limitación. Cuando caemos en la monotonía y la frustración, tendemos a dejar de encontrar el sentido de las cosas.

Hay otra cosa que nos provoca la misma sensación de encierro y frustración: el pecado. El pecado tiene el poder de robarnos la vida y hacer que nada parezca tener sentido. Quienes se encuentran atrapados por el pecado, no solo sienten hastío, sino que también entran a un círculo de desesperanza y pérdida de propósito. Nuestro enemigo quiere robarnos el sentido de vivir.

En el Antiguo Testamento encontramos al rey Salomón. Un hombre que llegó a tener todo lo que quiso, que no se privó de nada de lo que este mundo puede ofrecer: riquezas, conocimiento, placeres; sin embargo, su alma seguía sintiéndose vacía, nada de esto pudo darle sentido a su vida.

Eclesiastés 1:2 (NTV). Este libro fue escrito por Salomón y aquí, para describir que nada tiene sentido, usa la palabra hebrea “hebel”, que describe algo que es como vapor; algo que hoy está y mañana ya no, algo pasajero, que no satisface, vacío y sin sustancia, como el humo. Salomón quiso encontrar sentido a la vida en 3 cosas que este mundo ofrece:

– Sabiduría. Esto habla de intelectualismo. Él quería entenderlo y conocerlo todo, pero lejos de Dios esto es vano.
– Placeres terrenales. Esto habla de hedonismo. Él buscó satisfacer todos sus deseos, recordemos que tuvo miles de concubinas.
– Posesiones. Esto habla de materialismo. Él tuvo grandes riquezas.

Pero el vacío seguía ahí, para Salomón nada esto pudo darle sentido a su existencia. Sin embargo, él descubrió algo: Dios ha puesto eternidad en nuestros corazones.

Eclesiastés 3:11 (NTV). La versión amplificada de este versículo dice así: “Él ha hecho todo hermoso y apropiado en su tiempo. Él ha plantado eternidad (un sentido de propósito divino) en el corazón del hombre (un anhelo misterioso que nada bajo el sol puede satisfacer, excepto Dios) … y aún así el hombre no alcanza a comprender lo que Dios ha hecho (su plan global) del principio hasta el fin.”

Es decir, que las cosas empiezan a tener sentido cuando Dios entra en la ecuación. Solo en Jesús podemos encontrar sentido a nuestras vidas.

Romanos 8:20. Dios plantó insatisfacción por las cosas terrenales y vanas en nuestros corazones para que lo busquemos a Él, el único que puede dar sentido a nuestras vidas y a todo lo que hacemos mientras estamos vivos en esta tierra.

Entonces, si en estos tiempos hemos perdido el entusiasmo, recordemos quién da sentido y propósito a nuestras vidas, quien agrega valor a las cosas simples de todos los días. ¡Ánimo! No dejemos de buscar a aquel que plantó el deseo de amistad y comunión en nosotros.

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