No voy a preocuparme
Por: Pastor David Ingman
30/06/2019

Filipenses 4:6 (NTV). En este versículo, el apóstol Pablo nos da una fuerte advertencia y un excelente consejo acerca de lo que debemos hacer con la preocupación.

2 Corintios 11:24-31 (NTV). Cuando vemos la vida de Pablo en la Biblia y todo por lo que pasó en su servicio al Señor y el evangelio, podemos asombrarnos de la resistencia, fidelidad y pasión que este hombre tenía por las cosas de Dios. Es verdad que todos nosotros tenemos nuestras propias pasiones personales en esta vida, pero ¿qué hay de la pasión por las cosas del Señor?

Filipenses 4:6 en la traducción de la Biblia “La Pasión” dice: “No seas tirado en diferentes direcciones o preocupado por cosas. Sé saturado en oración durante cada día, ofreciendo tus
peticiones llenas de fe delante de Dios con una desbordante gratitud. Dile a él todo detalle de tu vida.” ¡La última frase es grandiosa!

Sin embargo, algunas veces, somos muy rápidos en compartir con otras personas, detalles y preocupaciones personales, mientras que el Señor es el último con quien decidimos conversar. Muchos cristianos abren las áreas íntimas de sus vidas incluso con gente no creyente o con cristianos inmaduros, solo porque necesitan “alguien con quien hablar”.

Proverbios 11:14. Hablemos primero con Dios, y luego escojamos cuidadosa y sabiamente de quiénes recibiremos consejo. ¿Por qué? Porque si no escogemos a la gente correcta, podemos abrir la puerta a un espíritu de error o preocupación, incluso al chisme de otros, solo por un mal consejo.

El espíritu de preocupación es un amo muy cruel, y nos puede llevar por lugares que nunca hubiésemos pensado ir. Dios nunca quiso que sus hijos estén preocupados, pues la preocupación es lo opuesto de la fe, y recordemos que sin fe es imposible agradar a Dios.

1 Pedro 5:7. Nuestros cuerpos físicos no fueron diseñados para cargar el peso de la preocupación y el estrés a lo largo de la vida. Este versículo en la traducción de la Biblia la Pasión dice: “Derrama todas tus preocupaciones y estrés sobre Él y déjalos ahí, porque Él siempre te cuida tiernamente.” Entonces, si hemos llenado nuestro cuerpo de preocupación y estrés, es tiempo de echarlos fuera y dejarlos a los pies de la cruz.

Mateo 6:25-27 (NTV). Nunca nada bueno puede venir de la preocupación. Esta es como una enfermedad crónica. Por eso repitamos siempre: ¡NO VOY A PREOCUPARME!

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