Ser una vasija
Por: Pastor Caleb Wehrli
30/10/2022

Es importante que entendamos los tiempos que estamos viviendo; Jesús les dijo a sus discípulos que estén velando, pues Él regresará pronto. No conocemos el día y la hora, pero podemos entender la estación. Por eso, somos llamados a estar preparados. Una de las mejores maneras de estarlo, es tener nuestra fe fortalecida regularmente.

2 Reyes 4:1-7. El Señor nos dice que, para estar listos y haciendo lo que somos llamados a hacer, es ser vasijas que Él pueda utilizar. Incluso en estos tiempos de dificultad y transición, Dios sigue buscando estas vasijas en a tierra.

Lo que podemos en esta historia en el libro de Reyes es que, en esos momentos, no había escasez de aceite, sino que todo dependía de cuántos recipientes lograran reunir: mientras hubiera vasijas que llenar, habría aceite.

¿Queremos ver una transformación en nuestro país? Necesitamos orar, claro, pero también estar llenos del poder de Dios para ir y transformarlo. Dios tiene una provisión ilimitada y quiere llenarnos de su Espíritu, y necesitamos determinar en nuestro corazón si queremos ser vasijas.

Una vasija es un contenedor que transporta un líquido o sustancia. Hay dos palabras asociadas con la vasija: sustancia y transporte, entonces veámoslo de esta manera, Dios es la sustancia y nosotros somos los transportadores de esa sustancia aquí en la tierra. Estamos llenos del Espíritu Santo, empoderados con la mente de Cristo, bendecidos en cada área de nuestra vida, por eso Dios nos llama para transportar todo esto donde quiera que vayamos.

Cuando entendemos que somos vasijas y que el Cielo tiene una provisión ilimitada de su aceite, entonces vamos a pedirle a Dios que nos llene cada día para hacer lo que él nos ha llamado a hacer.

El aceite de los cielos es la paz de Dios, su fuerza, su provisión, su dirección; cuando ese aceite es derramado sobre nosotros, vamos a tener la vida misma de Dios y su poder.

Muchas veces escuchamos decir (o nosotros mismo lo hemos dicho), que se quiere un avivamiento, bueno, tengamos cuidado lo con lo que pedimos, porque el avivamiento requiere de vasijas. Un pastor puede predicar, un equipo de alabanza puede adorar, pero para un avivamiento, se necesitan de muchas personas llenas de Dios. Hay un precio que pagar para seguir a Jesús, hay precio para el avivamiento.

Dios quiere moverse en las escuelas, en los lugares de trabajo, en las calles, pero busca gente a través de la cual moverse.

Si queremos ser esas vasijas, necesitamos de varias cosas:

1. Humildad. Debemos reconocer, al igual que la viuda, que no podemos hacerlo por nuestra cuenta. Recordemos que la Palabra nos dice que Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.

2. Rendición. El único requisito para las vasijas, era que estuvieran vacías. Para poder ser llenos del aceite de Dios, debemos vaciarnos de todo lo demás. Necesitamos rendir nuestros planes, recursos, tiempo, etc.

3. Valentía. Necesitamos ser valientes y atrevidos para creerle a Dios. Mientras nuestra fe crezca, la valentía vendrá a nuestra vida para ser llenos de Dios.

Hoy Dios nos está retando a ser esas vasijas que Dios quiere llenar, porque el mundo está esperando por nosotros.

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