Tres consecuencias de rechazar la autoridad de Dios
Por: Pastor David Ingman
17/03/2019

Salmos 2:1-3 (NTV). Vamos a profundizar en la enseñanza sobre la autoridad. El mundo ha llegado a un punto en el que no quiere nada de Dios y está en rebeldía contra Él. Está caminando sin principios morales haciendo lo que quiere.

Si hemos hecho un viaje con niños, en un automóvil o avión, entonces sabemos que muchas veces ellos se impacientan y quieren desabrocharse los cinturones de seguridad. Lo que no entienden es que esos cinturones están colocados para su protección. Así también, nosotros hemos recibido instrucciones de parte de un Dios amoroso para protegernos, ya que sabe lo que es mejor para nuestra vida. Sin embargo, nos podemos comportar como niños impacientes.

Desde el principio de los tiempos, la gente ha tratado de deshacerse de toda restricción puesta por la mano amorosa de Dios. Y aunque nuestro Dios es fiel, también es un Dios justo. Tenemos la libertad de decidir qué hacemos con nuestra vida, pero existen consecuencias si rechazamos Su autoridad y vamos a ver tres de ellas:

1. Obtendremos lo que hemos pedido. Salmos 106:13-15. La gente pronto olvida las buenas obras de Dios, así como los israelitas lo hicieron en el desierto. Se dejaron llevar por un deseo desordenado y su consecuencia fue la muerte. Las naciones que desatienden el consejo de Dios en favor de sus propios deseos, al final obtienen lo que piden. Tristemente, aunque su carne está satisfecha, su alma está seca y sedienta. Necesitamos el agua de la Palabra de Dios en nuestras vidas para renovarnos y refrescarnos.

2. Sufriremos innecesariamente. Isaías 5:24. Rechazar la autoridad de Dios es como un horrible fuego salvaje que deja todo quemado a su paso. Cuando conscientemente alguien rechaza la Palabra de Dios, deja un camino seco y muerto tras de sí, consumido por sus propias falsedades y ambición personal, sufriendo innecesariamente.

3. El Señor nos entregará a nuestros propios deseos y pecados. Deuteronomio 32:18-20. Rechazar la soberanía y provisión del Señor solo lleva a un final desolador. Dios es paciente con nosotros, pero llegará el momento que no permitirá más pecado en nuestra vida.

1 Juan 1:9. Sin embargo, el Señor es fiel y justo para perdonar. Hará todo lo posible para que volvamos a Él de todo corazón, mente, alma y fuerza. Él anhela cubrirnos con su poder y ser nuestro protector. Él desea venir y sanar nuestra tierra. Si hemos rechazado Su autoridad, tenemos que volver y recordar a nuestro Creador. Igual que el buen padre en la historia del hijo pródigo, el Señor siempre espera que volvamos a Él.

2 Corintios 6:2. Como podemos ver en las Escrituras, AHORA es el momento de la salvación, la redención y el arrepentimiento por rechazar la autoridad de Dios en nuestras vidas.

 

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