Un corazón para la casa
Por: Pastor Martín Holguín
¿Por qué son importantes los templos para Dios? La Biblia nos muestra que, desde el principio, Dios anhelaba habitar en medio de la humanidad. En el Jardín del Edén, todo el entorno era como un templo donde el cielo y la tierra se unían. Cuando Dios está en medio de su pueblo, las cosas florecen; hay vida y propósito. Pero, el pecado llevó al exilio, y los humanos fueron expulsados del jardín. Aun así, el corazón de Dios deseaba volver a habitar con sus hijos.
Aquí es donde entra la historia del Éxodo. Después de liberar a su pueblo de 400 años de esclavitud, Dios los prepara para ser una nación en la que Él mismo vivirá. En el desierto, los israelitas llevaban una “carpa portátil” o tabernáculo, que era como un «mini Edén» lleno de imágenes de ángeles y otros símbolos.
Éxodo 35:20-22. Éxodo 36:5-6.
El tabernáculo era el lugar de la presencia de Dios y representaba un paso hacia la restauración del paraíso. El pueblo comprendió la importancia de que Dios habitara en medio de ellos gracias a Moisés, quien les enseñó que, sin Dios, no podrían avanzar. Por eso todos colaboraron para hacerlo posible.
Muchos años después, ya establecido el reino de Israel, David deseó construir un templo, pero fue su hijo Salomón quien lo llevó a cabo. Con el tiempo, el pueblo de Israel se alejó de Dios; aunque mantenían los ritos, sus corazones estaban lejos de Él. Aun así, Dios seguía queriendo habitar entre ellos, por lo que Él mismo se hizo hombre en Jesús y se hizo «como un tabernáculo» entre nosotros. Juan 1:14 (NTV).
Los templos no se tratan solo de edificios o auditorios; hay un principio espiritual detrás de ellos. Cuando damos de forma sacrificial para la obra de Dios, Él responde. Dios habitó el tabernáculo solo cuando estuvo completo, y llenó el templo de Salomón solo cuando fue terminado. Él no se fija tanto en la calidad de los materiales o el diseño, aunque queremos dar lo mejor, sino que lo que realmente valora es el esfuerzo y el deseo de quienes preparan un lugar digno para Él.
La ofrenda para la casa de Dios expresa varias cosas sobre nosotros:
1. Comprensión de nuestra liberación: Los israelitas dejaron de ser esclavos en una noche; ya no tenían un amo cruel. De igual manera, Jesús nos ha liberado de la esclavitud del pecado.
2. Gratitud: La ofrenda de los israelitas demostraba gratitud por su libertad. ¿Estamos agradecidos por lo que Dios ha hecho en nuestras vidas? Si es así, no habrá sacrificio tan grande que no estemos dispuestos a ofrecer.
3. Comprensión de nuestro propósito y destino: Israel comenzó a entender que Dios habitaba en medio de ellos para que fueran una bendición para todas las naciones.
4. Prioridad de la presencia de Dios: Moisés entendió que, si Dios no iba con ellos, no tendría sentido avanzar. Que Dios habite en medio de nosotros debe ser siempre nuestra mayor prioridad.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar