Una vida intencional con Dios
Por: Pastor David Ingman.
10/07/2022

Lucas 4:18-19 (NTV). Aunque se dice que el ministerio de Jesús, aquí en la tierra, se limitó a un período de unos tres años y medio, en realidad Él vivió toda su vida en este mundo intencionalmente, con un propósito claro, con un plan divino. Así también, cada ser humano ha sido llamado a llevar vidas intencionales para el Señor en esta tierra.

Proverbios 19:21. La mayoría de nosotros hemos vivido creyendo que necesitamos planificar a detalle nuestras propias vidas, pero la Palabra, a través de este proverbio de Salomón, nos dice otra cosa.

Santiago 4:13-17 (NTV).

Jonás 1:1-15. Jonás trató de escapar de la voluntad de Dios para su vida, a pesar de ser un profeta. Hay algunos que dicen que la vida de este hombre fue muy trágica, porque no entendió el propósito para su vida, cuando Dios lo llamó a ministrar al pueblo de Nínive. Pero, la verdad, es que Jonás entendió perfectamente lo que el Señor le ordenó hacer; simplemente no quiso hacerlo. Él desobedeció, no vivió intencionalmente para Dios. Aunque, finalmente, terminó haciendo lo que debía hacer, su vida nunca llegó a ser lo que podría haber sido, si hubiera obedecido a Dios en primer lugar.

Santiago 4:17 (NTV). Jonás pecó. Él sabía y entendía la voluntad de Dios, pero eligió no hacer caso. ¿Cuántas veces, nosotros, en distintas circunstancias, hemos caído en la misma trampa que cayó Jonás?

Ahora, en contraste con esto, tenemos a Jesús, que siempre vivió intencionalmente en obediencia a la divina voluntad de Dios, que nunca escapó de la dirección de su Padre, aun cuando las cosas se pusieron difíciles. Jesús siempre tuvo un norte, una “brújula” que lo guio: la voluntad y la Palabra de Dios.

Eclesiastés 9:10 (NVI). En otras palabras, mientras estemos aquí, en la tierra, alcancemos aquello para lo que fuimos creados, porque cuando cerremos los ojos por última vez, nuestras oportunidades para cumplir la voluntad de Dios, se acabarán.

Busquemos el norte en esta vida y sigámoslo hasta el fin. Hagamos lo que hemos sido llamados a hacer y luego, recibiremos nuestra “corona de vida”.

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