Nunca solos en el camino
Por: Pastor Martín Holguín
13/02/2022

Nunca caminaremos solos. Esto es tan cierto para nosotros, los seguidores de Jesús.

Todos sabemos que Él está con nosotros, y que su Espíritu Santo está en nosotros, pero también es importante recordar que Dios nos ha puesto en una familia, que es la iglesia. El plan de Dios para cada uno de sus seguidores, es que seamos una gran familia.

Hechos 2:41-42 (TLA)

Nuestras familias, son lugares donde, sin darnos cuenta, estamos siendo discipulados, porque en todo momento estamos aprendiendo. Aprendemos por el ejemplo y la repetición de rutinas que forman parte de nuestra vida diaria.

Esto es lo que Dios quiere que su iglesia sea. Un lugar donde constante y continuamente estemos aprendiendo a ser más como Jesús, no solo a través de predicas y enseñanzas, sino, también por convivir con los demás miembros de la familia de la fe.

En el momento que escuchamos las buenas noticias de Jesús, en el momento que entendemos que somos amados por Dios, a pesar de nuestrss vidas, en el momento que entendemos la gracia y el perdón de Dios y su misericordia, ese día nuestra vida cambia, o debería cambiar para siempre. Nos convertimos en personas que quieren aprender a vivir esta nueva vida que Jesús ofrece, una vida llena de retos y pruebas, sí, pero la mejor vida a la que podemos aspirar y una eternidad gloriosa junto de nuestro Señor Jesús.

Mateo 28:19-20 (NTV). La palabra discípulo viene del griego “mathetes” que quiere decir: alguien que aprende, que se compromete a aprender a los pies de un maestro. Esta gran familia de seguidores de Jesús, que se describe en los versos que acabamos de leer, decidió aprender a vivir la vida de una forma nueva y diferente, decidió aprender a cambiar su manera de pensar y de ver el mundo, decidió aprender nuevos hábitos y decidió aprender del ejemplo de Jesús y de sus enseñanzas. Por eso abandonaron su antigua vida sin pensarlo dos veces y lo dejaron todo atrás. Se convirtieron en discípulos.

Como en cualquier familia, a veces tenemos más afinidad con unos que con otros, a veces algunos hermanos son un poquito más difíciles de amar que otros, pero a la final somos una familia y nos amamos. Hay gente que no quiere involucrarse en la iglesia, no quiere una célula o no quiere servir en un ministerio porque se fija en las imperfecciones de los demás y piensan que pueden recorrer este camino solos; pero esto es virtualmente imposible, pues nos necesitamos los unos a los otros.

Aunque no somos perfectos, Dios nos puso en una familia para que aprendiéramos unos de otros y así podamos crecer hacia la madurez. Hay veces que algunos nos enseñan como no queremos ser, y otros nos enseñan con su ejemplo como sí queremos ser.

La clave para crecer y madurar dentro de esta familia donde Dios nos ha colocado es la humildad para reconocer nuestras limitaciones, para entender que nuestro propósito no es buscar ser servidos, sino servir a los demás. Humildad es lo que me permite aprender tanto de un gran maestro como de un niño pequeño.

Entonces, no caminemos solos, seamos agradecidos por el lugar donde Dios nos ha puesto, rodeados de personas perfectamente imperfectas, que luchan, que aman, que necesitan más de Dios. Ocupemos el lugar que Dios ha reservado para nosotros.

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