Pónganse a trabajar

Ps David Ingman.

Durante el tiempo de ayuno y oración, Dios nos reveló un mensaje importante: el año 2025 tiene un GRAN PROPÓSITO. Como dice Eclesiastés 3, “Todo tiene su tiempo”. 

Esto nos recuerda que Dios obra con un plan y un tiempo designado para cada etapa de nuestra vida y de su obra. 

El apóstol Juan advierte en 1 Juan 2:18-19, “Queridos hijos, llegó la última hora…”. Esta fue una llamada profética para la Iglesia hace más de 2,000 años, pero sigue vigente hoy. Nos alerta sobre los tiempos en los que vivimos y cómo hay muchos engañadores y falsos maestros que desvían a la gente del verdadero evangelio. 

En 1 Corintios 14:33 vemos que Dios no es un Dios de desorden, sino de paz. Esto nos habla del carácter de Dios, quien trabaja con orden y propósito y nuestras vidas deben estar alineadas con el orden divino. No podemos vivir de manera desorganizada o sin dirección.

En Efesios 5:16-17 NTV, se nos exhorta a redimir el tiempo, porque los días son malos. No debemos perder el tiempo en actividades sin valor eterno. Dios nos llama a ser sabios y a aprovechar cada momento para cumplir su voluntad y en Colosenses 3:23-24 dice que cualquier cosa que hagamos, debemos hacerla con excelencia y dedicación, sabiendo que servimos a Dios y no a los hombres.

En 2 Corintios 5:10, nos habla del juicio de Cristo: Como creyentes, compareceremos ante Cristo para rendir cuentas de nuestras obras. No es un juicio de condenación, sino de recompensas por nuestra fidelidad.

En contraste, el Juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15) es para los incrédulos, aquellos que rechazaron a Cristo. Allí serán juzgados según sus obras y su destino final será la separación eterna de Dios.

Apocalipsis 22:12 nos recuerda la promesa de Jesús: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” Esta es una poderosa motivación para trabajar con diligencia y fidelidad en la obra de Dios. 

La mayor recompensa que podemos recibir es estar con Cristo y participar de su gobierno eterno (Mateo 19:28).

No es tiempo de dudar ni de perder energía en cosas sin valor eterno. Como dice en Salmos 39:4-8 Dios nos ha dado un propósito y nos ha llamado a cumplirlo con pasión y entrega. Trabajar para Dios vale la pena. Su recompensa es mayor que cualquier cosa que podamos imaginar.

¡Levantémonos y pongámonos a trabajar con fe y determinación!

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