¿Qué quieres que haga?
Por: Pastor Rolando Rodríguez
04/11/2019
Muchos de nosotros, cuando estamos esperando algo que no sucede, cuando vemos que algo no funciona, cuando estamos orando por una situación difícil, nos hemos preguntado qué es lo que Dios quiere que hagamos.
Miqueas 6:8. Aquí podemos tres sencillas cosas que Dios ya ha declarado que nos pide hacer:
1. Hacer lo que es justo. Esto significa que debemos hacer lo que es correcto para nosotros, como cristianos. Lo primero debe ser orar y leer la Palabra de Dios que, aunque parezca básico, no siempre lo hacen todos los creyentes diariamente.
Éxodo 20:3-17. Si queremos que Dios nos responda, hagamos lo justo delante de Él. Estos son los diez mandamientos, si los obedecemos, estamos haciendo justicia.
Hacer lo justo también es amar a nuestro cónyuge, nuestra familia, nuestra patria.
También es trabajar, esforzarse y obedecer a nuestros jefes, pues no es bíblico quitarle al que tiene para darle a quien no trabaja. Hacer lo justo también es diezmar, eso dice la Palabra. Otro punto en esta área es devolver el dinero que hemos pedido prestado.
Ser pacientes también demuestra que somos hijos de Dios y hacemos lo que es justo delante de Él.
Hacer lo justo es aceptar cuando cometemos una infracción de tránsito u otra falta a la ley, sin dar ningún tipo de soborno, aunque nos toque pagar una multa.
Hacer lo justo también es saber pedir perdón cuando nos equivocamos.
2. Amar la misericordia. Esto se refiere a ser gentiles y bondadosos. Debemos dejar de ser duros y juzgar a los demás, debemos dejar de pensar lo peor de otros y debemos dejar de meternos en asuntos ajenos. Recordemos que con la medida que midamos, nos volverán a medir y que nosotros también necesitamos misericordia para nuestra vida.
Ser misericordiosos es saber perdonar los errores de los demás, dar nuestro tiempo y orar por otros.
3. Humillarnos ante Dios. Debemos llegar al punto de entender que sin Él no somos nada y que Él es el único que puede ayudarnos en cualquier situación. Necesitamos dejar de ser autosuficientes y egoístas. No se trata de una postura física solamente, sino de arrodillarnos con nuestra alma, en una actitud de humildad de corazón delante de Dios. Es en ese punto que nos importa más estar junto a Él, que recibir un milagro.
Gálatas 6:9. Si somos obedientes a esta Palabra, vamos a ver la mano del Señor sobre nuestra vida.
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