Viviendo en Su presencia
Por: Pastora Chari Borja
Mateo 24:24, 44. Para que estos versículos sean reales y no solo frases que conocemos en nuestra vida, debemos estar preparados para Su regreso, y para esto, necesitamos aprender a vivir en Su presencia.
La presencia de Dios no es algo que solo lo experimentamos los domingos en la iglesia, sino que debe ser un estilo de vida para cada uno de nosotros. Recordemos que, nosotros como creyentes, tenemos el beneficio de poder reconocer y entrar en esa presencia, que es algo que el mundo no puede hacer.
Vivir en la presencia de Dios es vivir en el Espíritu, es decir, vivir con la conciencia de que Dios está presente en todas nuestras circunstancias. Cuando tenemos esta seguridad y convicción de la presencia de Dios en nuestra vida, comenzamos a caminar de una manera diferente: ponemos mucha atención a lo que hablamos, a lo que pensamos, a nuestras actitudes, a nuestra manera de vivir; ponemos atención a lo que hacemos en público y en privado, es decir, empezamos a caminar en integridad.
Gálatas 5:16, 25 (NTV).
Proverbios 20:7. ¿Qué es integridad? Es estar firmemente adheridos a un código de valores que, para nosotros, es la Palabra de Dios en su totalidad.
Juan 17:15-16 (NTV). Vivimos en un mundo que ha perdido los valores, pero, en este caso, implica no estar moldeado, establecido, formado o determinado. Como cristianos, no tenemos que pensar, actuar, ni vivir como lo hace el mundo, porque nuestra identidad no está en el mundo. Aunque estamos en el mundo, no somos parte de este.
Salmos 46:10. Vivir en el Espíritu es enforcarnos en el Señor y, para esto, debemos practicar este versículo de Salmos.
También tomemos en cuenta que una vida agitada roba nuestra comunión con Dios. El corazón atestado con eventos, con cosas naturales, no le permite a Dios entrar en él y hacer que fluyan las aguas de Su presencia.
Salmos 4:4. La palabra Selah significa hacer una pausa y meditar. En otras traducciones dice que debemos hacer silencio y examinar nuestro corazón. Este momento de silencio es importante, porque es cuando podemos escuchar al Espíritu Santo y entrar en Su presencia.
Tenemos que revisar continuamente qué hay en nuestro corazón, qué está almacenado allí, y debemos asegurarnos de que solo lo que honra a Dios permanezca. Recordemos que aquellos de corazón puro verán al Señor.
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